Hay un fenómeno interesante en Uruguay,
desde hace unos cuantos años, de auge creciente: las sociedades nativistas. Son
organizaciones de personas con el fin de valorar la cultura rural, recrear sus
acciones, reconocer a sus mujeres y hombres; su quehacer, saber y entender.
Todo esto en convocatorias donde la camaradería es el santo y seña. En su gran
mayoría, se detecta, la vivencia de un sentimiento de constante reivindicación
por la Patria y su prócer José G. Artigas. El centro de reunión puede ser
citadino o rural. Es bien democrático, es posible encontrar a empleados rurales
y del estado más universitarios, entre otros, con la única diferencia de
virtudes y defectos.
Su presentación pública, en desfiles de caballería
gaucha es lo más visible, ejemplo de organización y cuidada exposición. Notoria
es la búsqueda por mantener y construir valores asociados a la experiencia del
campo. Bienvenida en una sociedad que comienza a fragmentarse.
Digo, es digno de mayor estudio este
movimiento pero me centraré, en esta actividad.
Sobre la gastronomía uruguaya puede parecer
que todo es uniforme sin embargo se detectan matices, muy sutiles que conviene
rescatar.
En la Sociedad Criolla, ubicada en el camino
Auto Balsa de Paysandú, mensualmente se reúnen en torno a una mesa, son sus
asadores Roque y Pablo Gomes. Existe algo llamativo al momento de preparar el
asado con cuero. Lo disponen en parrillas inclinadas, hasta ahí no hay novedad.
El ingenio viene al momento de sostener las mantas de asado, las cuelgan de
ganchos, como se aprecia en las fotos suministradas por Marcelo y Miguel Rey. Sin lugar a dudas, ese artilugio, facilita el trabajo
del asador, tengamos en cuenta que las porciones cárnicas son grandes, en
ambiente de mucho calor. Bienvenida sea la idea.
Es bueno saber ahora, si en otros lados, se
usa el mismo procedimiento.
Queda claro, esta Patria todavía da gauchos.
Cuando se pierda, habrá muerto parte de la tradición.