domingo, 18 de junio de 2023

 

GUISO CON GRAPA

 

   La oficina era un gran ambiente dividido al medio por un panel de madera y vidrio. La de atención al público tenía ingreso por una puerta ubicada al lado del acceso Yacaré del puerto de Montevideo. Atendida siempre por un jefe eterno, el Tuerto junto a un encargado de turno, un oficinista y algún funcionario haciendo tareas de apoyo. En la otra habitación los funcionarios anotaban operaciones aduaneras en unos libros más anchos que altos y ahí, en un rincón habían improvisado cocina. El turno matutino ingresaba a las 0700 hs, el vespertino a las 1300 hs, con la función de dar custodia a bienes en tránsito. La mayor operativa era la carga destinada a Zona Franca de Colonia.

   Al iniciarse el turno matutino, los despachantes con los reembarcos, se presentaban en el mostrador a reservar funcionario. Luego se dirigían a las oficinas portuarias para el trámite oportuno. El camionero hacía cola en el depósito y con los papeles autorizados iniciaban la carga. En su gran mayoría todavía no estaba conteinizada por lo que depositar sobre el camión, enlonar y atar implicaba un trabajo de tres o cuatro horas.

   En esa espera y ganando tiempo, en la oficina aduanera rápidamente se arreglaba un almuerzo. Enseguida de tomar el turno, el designado, había ido al supermercado más cercano, compraba los ingredientes e iniciaba la faena.

   El de esta oportunidad al que también le decían: “huevo de pascua” era famoso por los guisos y su más acreditado, el de grapa. Un día una compañera de muy finos modales, le pidió la receta.

   Ella en un escritorio al lado del jefe, ordenaba documentos, emitía guías de tránsito y administraba los recursos humanos. Mampara mediante, el cocinero empezó a cantar la fórmula del alabado potaje.

-        Corto la carne en trozos y la macero en grapa con limón. Pico la cebolla, el morrón y la reservo rociadas con un chorrito de grapa con limón,  y la compañera anotaba.

-        Sofrito los vegetales y le tiro un chorro de grapa con limón y la fórmula se seguía asentando en papel.

   El guiso tenía carne, verduras típicas, salsa de tomate y arroz. En cada paso en el oficio de la receta, el encargado de las ollas indicó sumar grapa con limón. Así quedó asentado. En total necesitó unas cuantas medidas del destilado de uva producido en ese entonces por Ancap.

   A las 10 y algo de la mañana el guiso estuvo pronto y se sentaron a comer. Sabia glorioso, un aplauso al guisandero y el comentario de M.

-        que rico tu guiso, le pusiste mucha grapa y no se siente nada.

   El Negro que tenía mundo, experiencia y calle, se sonrió mientras daba cuenta del plato y lo repitió.   

   Todos sabían de la picardía menos la compañera. Hasta el primer camionero que llegó a la oficina anunciando estar pronto para salir a Colonia, ligó porción. Se lo comió rápido y escuchó los halagos de M. Quedó con la duda.

   Ya viajando por ruta 1, el chofer le preguntó al Negro, ¿cómo disimuló en la olla tanta bebida? El cocinero se acarició su vientre prominente y exclamó medio somnoliento: ¿la grapa? La tengo acá.

 

 

   Cualquier parecido de todo esto, en la segunda mitad de 1980, con la realidad, es mera coincidencia.

 

domingo, 4 de junio de 2023

 

UN GUISO PARA LA AMIGA


Querida Ileana

    Te conozco como mujer emprendedora, diste pelea en mil batallas y saliste airosa. Muy competente en la gestión privada del comercio exterior con mil amigos en uno y otro lado del mostrador aduanero.

   Viste mi oficio en unas ollas, gracias a las universales redes y me has pedido la receta de mi poco original guiso. Lo insuperable de esta comida, además del sabor y calorías, es el de congregar a propios y evocar recuerdos de bellos espíritus.

  Entonces a favor de tu salud y felicidad, también la de los tuyos, he aquí mi fórmula, la cual podrás mejorar en tu libre voluntad. 

   Para la faena de satisfacer seis personas necesitarás: 1500 gr de paleta con hueso, tres cebollas, cinco zanahorias de medianas a grande, un morrón rojo, un morrón verde, dos ramas de apio, un paquete de fideos rizzeto, sal, pimienta, aceite, pulpa de tomate, bebida alcohólica, dientes de ajo, hierbas aromáticas y condimentos a gusto.  

   Con el delantal puesto vamos a ello:

1.- hacer el caldo. Vas a separar la carne del hueso de tu paleta adquirida. La carne la cortas en tamaño bocado, la adobas con hierbas y un chorro de alcohol; tapada la reservarás en la heladera. Al hueso lo depositas en olla más una cebolla pelada, una zanahoria, rama de apio, dos dientes de ajo, las hierbas aromáticas disponibles, un puñado de sal gruesa y lo cubres generosamente con agua (3 litros). Lo llevas al calor y cuando rompe el hervor, bajas la intensidad de la llama, así lo mantendrás una hora. Si en la superficie llegas a ver espuma indeseable, pues la cuelas con paciencia. Es fundamental que ese caldo sepa rico.

2.- las cebollas sin cáscara la picaras en cubos pequeños. El mismo trabajo para los morrones, la hoja de apio y tres zanahorias, las restantes las rallarás.

3.- en una olla grande cubrirás su fondo con aceite y cuando este caliente iniciaras la etapa del sofrito. Primero la cebolla, que sude, baile y cuando pierda estructura le añadirás la carne en trozos a la que sellarás con intensidad alta de fuego. Es el momento propicio, sumarle un buen chorro de alcohol (vino, whisky o coñac), dejar que evapore el alcohol y sumar las verduras picadas y ralladas. Salpimentarás y lo inundarás todo con tres tazas de pulpa de tomate y seis tazas de caldo caliente.

4.- cuando rompa el hervor, lo llevas al mínimo y que se cocine, semi tapado una hora.

5.- le vuelves a catar la sal, se rectifica si es necesario y en eso le volcarás el paquete de fideos, cocinarlos a calor medio durante diez minutos. Si es necesario se le suma más caldo a fin de alcanzar la consistencia de tu agrado. Tampoco te olvides en esa sumatoria de ser sabia al enriquecerlo con hierbas aromáticas y condimentos de tu agrado más es imprescindible una cucharadita generosa de pimentón ahumado. Luego me dirás.

6.- acá es necesario dejarlo reposar cinco minutos y dejar pronta la mesa.

   Tu estatura moral no replicará aquel, el del dicho: “Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como (1). Por el contrario, con alegría convocarás a los tuyos, a tu barra más cercana, la incondicional.

   He de advertirte que la fiesta será completa con queso rallado espolvoreado en cada plato, pimienta recién molida a gusto y en la copa lo que tu generosidad provea. Y que “lo demás sea lo de menos”

  No ofreciéndose otra cosa ruego a Dios, por tu vida y de tus cofrades, muchos años.

   Para que conste, y sea propalado, he dicho, en esta Villa y no Corte, a los cuatro días del mes de junio del año de nuestro Señor.

 

De Vuestra Merced Su Servidor

 

 

Marcos Ruella 

 

 

Referencia:

1)     Se ha tomado la opción negativa, más información en;

 

https://www.aulafacil.com/articulos/sabias/el-origen-de-la-expresion-juan-palomo-yo-me-lo-guiso-yo-me-lo-como-t2253