Me resisto. Mucho se ha escrito sobre las
bondades de la miel; hay un sinfín de notas al respecto. Algunas redundantes y
otros las levantan sin citar fuentes. Sobre esto, no creo tener algo diferente para
aportar.
Lo preocupante. Con tantas alabanzas, es
llamativo que, frente a un producto que todos sabemos que es bueno, el consumo
en Uruguay sea tan bajo y estacionario, cuando el clima es frío. La mayor
producción se exporta, aún si, la demanda nacional no alcanza a absorber la totalidad
de lo reservado al mercado local.
Para todos los gustos. Según la web de
Uruguaymiel (1) se puede clasificar lo producido por la abeja uruguaya en los
siguientes tipos: de pradera, de azahares, de eucaliptus, milflores, carqueja y
orgánica. De mi parte le sumo: la de colza. Lo distintivo lo da la flora donde
la abeja recolecta el néctar. Lo podremos detectar a partir de diversos
descriptores en paladar. Otras dos características importantes: la variación en
el color es mérito de la flor visitada y la velocidad de cristalización es
variable.
Muy significativo. La miel cristalizada es
la clara señal de que no está adulterada. Indicador de seguridad y consumo de calidad. Compre tranquilo si
tiene esa condición.
Un espectáculo. Actualmente si recorre el
litoral uruguayo, observará muchas hectáreas plantadas de colza o carinata,
especie con flor amarilla. Es actualmente “la segunda oleaginosa de mayor
producción en el mundo, siendo su aceite el tercero más consumido luego del de
soja y el de palma. En los últimos años la superficie de siembra de este
cultivo en Uruguay ha tendido a aumentar, convirtiéndose en una opción
interesante para diversificar los sistemas agrícolas del país, que durante el
invierno están dominados por los cultivos de trigo y cebada y por la siembra de
cultivos de cobertura” (2)
Esos campos amarillos son obras
impresionistas y un festín para las abejas. Se corta la pobre oferta del
invierno, al disponer el insecto social en la colza, fuente importante de
néctar y polen, que se traduce en una miel diferente.
Me sorprendió. En la vida hay que tener proveedores
de confianza. Mi apicultor preferido Cesar Ruella me dio a probar, en dos
veces, la miel de colza, y nos agradó muchísimo. Acostumbrados como estamos a
la miel multifloral, la proveniente de la zona de Fray Bentos, nos sorprendió por
un gusto que no es más de lo mismo. Estrictamente
los catadores profesionales la definen de color ámbar claro, en estado líquido
y blanquecino cuando cristaliza. Es de intensidad media, en un aroma vegetal.
En boca es de dulzor medio, acidez débil, refrescante. (3)
¿Qué hacer? La miel en la cocina tiene mil
usos. Aporta un dulzor característico aunque es pobre sumando aromas al plato.
No puedo olvidarme que es un buen edulcorante del té, diría que se llevan muy
bien en las tortas fritas, en ensalada de fruta, en repostería, salsa perfecta de
helados. Carré relleno a la parrilla pincelado con mezcla de miel, mostaza y
cerveza. Existen más fórmulas, hasta me interesa saber las suyas.
Recomendable. Mi abastecedor de miel. Llame
al 098 640 855 y Cesar Ruella se la provee y envía. Es cuestión de coordinar.
El
refranero popular dice que “no está hecha la miel para la boca del burro”. Por
eso “el oro y la miel donde están parecen bien”. Sin lugar a dudas “la miel y
el queso saben a beso”. Todo dicho. Miel sobre hojuelas.
Si hay luna de miel y en el año nuevo judío,
la miel es alegoría para un año bueno y dulce, ¿Qué está esperando? Disfrútela.
Bibliografía consultada:
(2) Impacto de Apis mellifera en los componentes del rendimiento del cultivo de
canola por Marco Cracco Rehermann, tesis como requisito para obtener el título
de ingeniero agrónomo, Montevideo, Uruguay, año 2018
(3) del portal www.infomiel.com
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