COMO UN SUSPIRO
“Vengan,
estoy probando las estrellas” esta frase se le atribuye al cura francés Dom
Pierre Pérignon. Esa expresión exaltada y alegre, fue cuando bebió champagne, un
4 de agosto de 1668. Muchos dicen el monje sería quien descubrió la bebida
gasificada naturalmente, otros lo niegan y la fecha es puesta en duda por mucha
gente. Como fuera, el hombre se lleva el mérito y su apellido es etiqueta de tradicional
bodega francesa muy famosa. Difícil haya cobrado el sacerdote derecho de
imagen.
En el mundo de las bebidas, una sola es
sinónimo de fiesta, alegría, fantasía y elegancia: el champagne, ese vino
espumoso tiene otra cualidad importante, la de contar con suficiente
flexibilidad como para acompañar diversos platos en comida tradicional, sin desentonar,
desde el principio al fin.
Es conveniente establecer que el término “champagne”
es denominación de origen, hace referencia a un área geográfica específica; está
protegida, controlada y reconocida internacionalmente, por eso acatando este
Acuerdo esta bebida toma distintos nombres según el país, a saber: en España se
le dice cava, en Italia lo pueden denominar prosecco y en Alemania, sekt. En
Uruguay desde el año 1993 se acordó respetar las Denominaciones de Origen
prohibiéndose el uso del nombre Champagne pasando estos vinos a denominarse
espumosos naturales (método tradicional).
En Francia, su lugar de origen y por lo
dicho el único autorizado a usar este nombre, siempre y cuando el producto sea
elaborado bajo ciertas normas en la zona geográfica situada entre los paralelos
48 y 49, a unos 200 kilómetros al noreste de París, en la región cerca de Reims
y Epernay, ahí la uva madura muy lentamente con veranos fríos, donde es difícil
alcanzar la madurez completa y utilizan tres tipos de cepas: Chardonnay, Pinot
Noir y Pinot Meunier.
El “método champenoise” consiste en lograr
las burbujas por medio de segunda fermentación en la botella de vino y su
descubrimiento se le atribuye al monje benedictino Domingo Pérignon quien
formuló el sistema en 1668, método utilizado en la actualidad por muchísimos países
vitivinícolas. Aunque lo dije al principio, dato en discusión
Este vino espumoso se clasifica por
categorías según su nivel de dulzor. Ejemplo, uno seco puede ser Extra Brut, o
Brut. Moderadamente dulce el demi sec y en el extremo dulce el Dux (Doux)
No le extrañe ni rechace si le sirven copa de
Brut, tiene poca azúcar, sentirá la efervescencia y la acidez, gran virtud como
compañero de muchos platos. Al momento de lo dulce un demi sec es un maridaje más
atractivo. De cualquier forma, lo expresado es lo que yo siento y me agrada,
porque sobre gustos y colores no han escrito los autores.
No se usted, a mí me dio sed y gracias al
trabajo de uruguayos, copa en mano, podemos acceder a excelentes productos
locales en relación calidad precio muy buena para todos. Si me apura, tengo
tres preferidos, voy con dos: lo que embotellan las bodegas Pizzorno y Varela Zarranz,
pero estoy abierto a probar otras opciones.
Lo novedoso viene del trabajo de los
hermanos Pisano en su bodega de Progreso. Estos locos lindos, innovaron y con
la uva Tannat hicieron un espumoso. Si, con la Tannat, que prodigiosos tintos
entrega, insignia de este país en cuanto a vinos, esta familia la vendimia, la
hacen fermentar dos veces, la embotella y la vende. Ud. desconfiado me puede
desafiar, ¿me vas a decir que en un asado se toma espumoso del tannat? Yo también
en este punto era incrédulo, en la cena festiva de un 31 de diciembre, lo
disfrutamos en familia con un asado donde la sacrosanta vaca nacional entregó todos
los cortes posibles. El espumoso de Pisano, estuvo a la altura y junto a la
carne de la noble pradera nacional, se lucieron. Dígale a cualquier extranjero,
esta combinación de altísima calidad, solo es posible en: Uruguay. Y tanto pagarás
la botella 1000 pesos y algo. O sea, la relación calidad precio es ideal.
Tenga en cuenta un Don Pérignon, va a tener
que desembolsar 20.000 pesos en algunos mostradores uruguayos. Hágame caso, a
ojos cerrados, dese un buen gusto y hágase de un Espumoso de la bodega Pisano.
Este sensacional vino, exótico, sabroso
hubiera hecho las delicias de Napoleón Bonaparte, quien expreso: No podría
vivir sin champagne, en la victoria lo merezco y en la derrota lo necesito.
Para tomarlo lo enfriará, congelado no. Necesitará
de un balde de metal con abundante hielo y agua que llegue hasta el cuello de
la botella o la coloca un par de horas en la heladera, en la parte menos fría,
nunca en el congelador.
Al descorchar las botellas, deje la
teatralidad de hacerlo con ruido, porque significa pérdida brusca de gas
carbónico, el cual da el carácter espumoso a ese vino. Menos apuntar con la
misma a los que nos rodean ni a nuestra humanidad, un corchazo es peligroso.
La botella se abrirá: sujetándola con la
mano izquierda, ligeramente inclinada y con la otra mano aflojará el tapón al
tiempo que lo sostiene, dándole un giro al mismo, siempre en el mismo sentido
para no romperlo. En definitiva, dice Jackson en su libro: “las botellas de
champaña deberían abrirse y sonar como si de un suspiro de mujer se tratase”.
Columna emitida en el programa Abrazo País, CX 4 Radio Rural,
el 9 de diciembre de 2023.
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