domingo, 23 de marzo de 2025

 

COMO UN SUSPIRO

 

   “Vengan, estoy probando las estrellas” esta frase se le atribuye al cura francés Dom Pierre Pérignon. Esa expresión exaltada y alegre, fue cuando bebió champagne, un 4 de agosto de 1668. Muchos dicen el monje sería quien descubrió la bebida gasificada naturalmente, otros lo niegan y la fecha es puesta en duda por mucha gente. Como fuera, el hombre se lleva el mérito y su apellido es etiqueta de tradicional bodega francesa muy famosa. Difícil haya cobrado el sacerdote derecho de imagen.

    En el mundo de las bebidas, una sola es sinónimo de fiesta, alegría, fantasía y elegancia: el champagne, ese vino espumoso tiene otra cualidad importante, la de contar con suficiente flexibilidad como para acompañar diversos platos en comida tradicional, sin desentonar, desde el principio al fin.

   Es conveniente establecer que el término “champagne” es denominación de origen, hace referencia a un área geográfica específica; está protegida, controlada y reconocida internacionalmente, por eso acatando este Acuerdo esta bebida toma distintos nombres según el país, a saber: en España se le dice cava, en Italia lo pueden denominar prosecco y en Alemania, sekt. En Uruguay desde el año 1993 se acordó respetar las Denominaciones de Origen prohibiéndose el uso del nombre Champagne pasando estos vinos a denominarse espumosos naturales (método tradicional).

    En Francia, su lugar de origen y por lo dicho el único autorizado a usar este nombre, siempre y cuando el producto sea elaborado bajo ciertas normas en la zona geográfica situada entre los paralelos 48 y 49, a unos 200 kilómetros al noreste de París, en la región cerca de Reims y Epernay, ahí la uva madura muy lentamente con veranos fríos, donde es difícil alcanzar la madurez completa y utilizan tres tipos de cepas: Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier.

   El “método champenoise” consiste en lograr las burbujas por medio de segunda fermentación en la botella de vino y su descubrimiento se le atribuye al monje benedictino Domingo Pérignon quien formuló el sistema en 1668, método utilizado en la actualidad por muchísimos países vitivinícolas. Aunque lo dije al principio, dato en discusión

    Este vino espumoso se clasifica por categorías según su nivel de dulzor. Ejemplo, uno seco puede ser Extra Brut, o Brut. Moderadamente dulce el demi sec y en el extremo dulce el Dux (Doux)

  No le extrañe ni rechace si le sirven copa de Brut, tiene poca azúcar, sentirá la efervescencia y la acidez, gran virtud como compañero de muchos platos. Al momento de lo dulce un demi sec es un maridaje más atractivo. De cualquier forma, lo expresado es lo que yo siento y me agrada, porque sobre gustos y colores no han escrito los autores.

   No se usted, a mí me dio sed y gracias al trabajo de uruguayos, copa en mano, podemos acceder a excelentes productos locales en relación calidad precio muy buena para todos. Si me apura, tengo tres preferidos, voy con dos: lo que embotellan las bodegas Pizzorno y Varela Zarranz, pero estoy abierto a probar otras opciones.

   Lo novedoso viene del trabajo de los hermanos Pisano en su bodega de Progreso. Estos locos lindos, innovaron y con la uva Tannat hicieron un espumoso. Si, con la Tannat, que prodigiosos tintos entrega, insignia de este país en cuanto a vinos, esta familia la vendimia, la hacen fermentar dos veces, la embotella y la vende. Ud. desconfiado me puede desafiar, ¿me vas a decir que en un asado se toma espumoso del tannat? Yo también en este punto era incrédulo, en la cena festiva de un 31 de diciembre, lo disfrutamos en familia con un asado donde la sacrosanta vaca nacional entregó todos los cortes posibles. El espumoso de Pisano, estuvo a la altura y junto a la carne de la noble pradera nacional, se lucieron. Dígale a cualquier extranjero, esta combinación de altísima calidad, solo es posible en: Uruguay. Y tanto pagarás la botella 1000 pesos y algo. O sea, la relación calidad precio es ideal.

   Tenga en cuenta un Don Pérignon, va a tener que desembolsar 20.000 pesos en algunos mostradores uruguayos. Hágame caso, a ojos cerrados, dese un buen gusto y hágase de un Espumoso de la bodega Pisano.

   Este sensacional vino, exótico, sabroso hubiera hecho las delicias de Napoleón Bonaparte, quien expreso: No podría vivir sin champagne, en la victoria lo merezco y en la derrota lo necesito.

   Para tomarlo lo enfriará, congelado no. Necesitará de un balde de metal con abundante hielo y agua que llegue hasta el cuello de la botella o la coloca un par de horas en la heladera, en la parte menos fría, nunca en el congelador.  

   Al descorchar las botellas, deje la teatralidad de hacerlo con ruido, porque significa pérdida brusca de gas carbónico, el cual da el carácter espumoso a ese vino. Menos apuntar con la misma a los que nos rodean ni a nuestra humanidad, un corchazo es peligroso.   

   La botella se abrirá: sujetándola con la mano izquierda, ligeramente inclinada y con la otra mano aflojará el tapón al tiempo que lo sostiene, dándole un giro al mismo, siempre en el mismo sentido para no romperlo. En definitiva, dice Jackson en su libro: “las botellas de champaña deberían abrirse y sonar como si de un suspiro de mujer se tratase”.

 

Columna emitida en el programa Abrazo País, CX 4 Radio Rural, el 9 de diciembre de 2023.

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